“Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande”. José Ortega y Gasset.
Esta visión del famoso filósofo parece ajena a parte de nuestro vecindario. Puedo entenderlo y lo que me parece realmente grave, tras lo visto y escuchado en la tarde de ayer -martes quince de mayo de dos mil dieciocho- es que no forma parte de la de nuestro alcalde D. José Alberto Díaz.
Ayer se nos presentó el proyecto alternativo, elaborado por los técnicos municipales, al ya conocido para la realización de una plaza para La Piterita, aquel que gozó de amplia difusión hace unos tres años y que parecía que haría realidad una demanda de años.
Por citar una referencia recogida en prensa en el año 2006, en su edición del lunes diez de abril, el diario «El día» daba cuenta, en su página 12, de una reunión de la entonces alcaldesa, Dña. Ana Oramas, con miembros de la asociación de vecinos Bentejuí. En ella se recoje que la entonces concejal, Dña. Blanca Pérez, "respondió a la pregunta de los vecinos sobre la plaza de La Piterita, indicando que se encuentra en vías de resolución, ya que la Gerencia de Urbanismo está estudiando las posibles fórmulas para adquirir el terreno, sobre el que se hará la obra según un proyecto del Plan Urban La Cuesta-Taco".
Los técnicos municipales manifestaron, además de lo interesante que le resultaba el primer proyecto, que atendiendo a la Gerencia de Urbanismo el concepto esencial para la plaza era el de un espacio verde, ajardinado, razón por la que se habían desestimado las diferentes propuestas vecinales, que en distinto grado pretendían compatibilizar el espacio disponible como plaza y aparcamiento en superficie.
La alternativa presentada consistiría en la realización de aparcamientos en la planta inferior, aprovechando el desnivel del terreno, con una capacidad de casi 30 vehículos. El aparcamiento sería de libre acceso, sin otra infraestructura que el quedar abierto, mediante columnas, hacia el camino de La Piterita y que dispondría de rampas para , según la normativa, fuera accesibles. El concepto de zona ajardinada se salvaría con la posibilidad de algún árbol en los márgenes, en especial en la zona más alta de la calle Tecorise. El resto de la dotación de la plaza no cuenta con un suficiente grado de concreción, pero dejaría abierta la posibilidad de una zona de escenario/grada, un pequeño local para un kiosko en el que instalar una cafetería y unos baños públicos, o la posibilidad de algún otro elemento como unas pérgolas, elementos presentes en el primer proyecto pero con una distribución diferente.
Hemos de recordar que en el año 2017, el alcalde en persona, anunció que en el último trimestre del 2017 se iniciarían las obras de la plaza según el proyecto conocido y elaborado por un estudio de arquitectura a petición del ayuntamiento. Para ello se contaba con un presupuesto de 100000 euros. Ni que decir tiene que ni un euro se ejecutó de ese proyecto ni ninguna obra se inició. Hoy nos volvemos a encontrar con la misma situación, el mismo presupuesto y la misma promesa, sin otra explicación que la de querer contar con los vecinos para ver la forma de solucionar el problema del aparcamiento, que las circunstancias del barrio han cambiado y que ahora el problema es mayor, pero ¿mayor que hace un año? ¿Qué es lo que ha cambiado de forma tan significativa en el último año? ¿La solvencia de las arcas municipales? Si es así, ¿por qué no ha tenido ya un reflejo en los presupuestos del presente año?¿Cómo puede saber la viabilidad de un proyecto cuando la respuesta a cuanto costará el nuevo proyecto es el silencio?
Al parecer estoy más preocupado yo por la credibilidad de su palabra Sr. alcalde que usted mismo, supongo que porque la palabra dada, con lo que implica de compromiso y verdad, me resulta más importante a mi que a usted. Créame que lo siento, por usted.
Pero vayamos a lo grave, uno es el concepto que tiene de lo que es escuchar a la ciudadanía. De un dirigente que merezca tal nombre se debería esperar algo más que un plegarse a una voluntad popular, que como se ha demostrado, aún suponiendo la mejor de las voluntades posible puede tener lagunas de conocimiento, para empezar, de lo que en su detalle establece el plan de urbanismo. Al igual que esta deficiencia pueden existir otras. Plegarse a una voluntad popular por el mero hecho de congraciarse con el pueblo no es democracia, como nos enseñara Aristóteles casi al inicio de nuestra civilización, es su perversión y se le denomina demagogia.
Con la plaza no nos estamos jugando la vidas de las personas a la que tengamos que atender sin dudar, de manera inmediata e ineludible. Estamos hablando de un proyecto para un barrio muy humilde, que en su humildad merece dignidad y consideración, como barrio. Y para ello, como en la frase inicial de Ortega y Gasset, necesitamos mirar lejos y pensar a lo grande. Y mirar lejos no es quedarse en la inmediatez del problema, como el de unas plazas más o menos de aparcamiento, y pensar a lo grande no es atender una proyecto con un presupuesto mayor que el estrictamente necesario. Mirar, pensar. Ni una cosa ni la otra. Al contrario distraer, dividir, conformarse con la vulgaridad, con el puro prosaísmo.
Algunos vecinos dicen contar con unas firmas, no lo dudo, pero no se sabe bien a favor o en contra de qué. Entre otras cosas porque fueron recogidas antes de conocerse el proyecto alternativo. Si como en la anterior reunión manifestaron quieren solo aparcamientos, porque una plaza, -a mi parecer, sencilla pero con cierto atractivo y dignidad-, solo traería desgracias para el barrio y una pérdida en el valor de sus vivienda.
Sí, este es el argumento aducido, junto a la necesidad de unos aparcamientos, que además dicen no necesitar, lo siento pero parece poco razonable. Aunque contase con el respaldo de todos los vecinos no aporta razón alguna para estimar lo mejor para el barrio, verdadero sujeto del proyecto, más cuando la denigrada plaza por ellos se realizará. Cierto, más tosca, menos apetecible y agradable, pero con plaza, y además con unos aparcamientos en unas condiciones rechazadas por otros vecinos por la inseguridad que les supone. Si el ladrón quiere también le pueden robar a uno en su casa, como dijo Sr Alcalde, argumento de gran nivel y generador de confianza en la ciudadanía. Aunque me parece más verosímil el riesgo del aparcamiento, no quiero que mi argumentación tenga su principal sostenimiento en el miedo, pues la actuación por miedo no debería existir en una sociedad sana y los riesgos se deberían combatir con civismo. Pero si hay uno que no tiene sentido alguno es el suyo, mencionando el anterior proyecto, si no recuerdo mal, de escalinata en la que se podrían caer las personas más mayores. Utilizar el lenguaje para manipular descalificando y atemorizando sin más razón que buscar vencer es triste, lamentable, inaceptable.
He de aclarar que no niego el problema del aparcamiento, pero hemos de situarlo en su justa medida. El actual solar viene siendo utilizado de forma habitual por unos 20 vehículos, incluidos algunos de dudosa pertenencia a los vecinos. Como ya se ha puesto de manifiesto, además, para el problema del aparcamiento existirían otras posibilidades, pero para lo que sí que no hay alternativa en el barrio es para una plaza.
Y en este sentido, Sr. Alcalde, también tengo que recordarle otro incumplimiento, sobre el que tampoco contestó: el no haber realizado propuesta alguna de ubicaciones alternativas, ni facilitar cifra alguna que permita situar la magnitud del problema por los técnicos municipales, tal y como se comprometió en la reunión anterior.
No me anima ningún interés político, en el sentido de partidista, como lamentablemente un “dirigente vecinal” insinuó sobre mi persona por recordar que nos encontramos a un año de las elecciones. Mi interés político claro que existe, pero existe en el de preocuparme y ocuparme de “la polis”, es decir de la ciudad, de esa parte donde vivo, de nuestro barrio.
Soy simplemente un vecino. No pretendo representar a nadie más, y mi opinión, que no está exenta de la posibilidad de error, intenta que sea razonable, expreso lo que veo, sin otro interés que lo que encuentro mejor para el barrio, no para mí. Lo más verdadero, sin considerar quien la dice, pero por ello mismo exigente con quienes nos representan para que lo hagan con rigor y verdad, por el respeto que todos y cada uno de los vecinos nos merecemos.
Para terminar, y viendo como el diario «El día» ha recogido hoy la noticia, solo reincidir en lo triste que resulta todo esto, contemplando una política de hechos consumados que se nos quiere hacer pasar por respeto a la ciudadanía, a los vecinos.